Es facil pensar que cuando andamos de vacaciones, con nuestros hijos e hijas, podremos articular una agenda que incluya nuestras obligaciones ciberespaciales, pero la realidad se impone y no es posible tal virtud.
Les cuento que el dos de enero fuimos a la montaña, con los deseos de ver la nieve, hacer muñecos de nieve, montar trineos y todo lo que se puedan imaginar. Tomamos el tren a Cercedilla para desde ahi tomar el tren a la estacion de ski de Coto, pero que creen?? Salimos tarde de casa y cuando llegamos a Cercedilla no habia espacios en el tren, y como por ahi no hay muchas ideas dominicanas (moto conchos, burros, camionetas) no pudimos subir a la nieve, mis hijos estaban tristes, pero... taratantannnn! se me ocurrio dedicar el dia a conocer el pobladito, y asi lo hicimos.
Subiendo la primera calle, que creen que me encontre??? un restaurancito con la bandera dominicana, no lo podia creer!!! En un lugar tan frio y tan lejano. Pero estaba cerrado, jajaja.
Diego, mi hijo de cinco años, que un amigo le dice "pokemon platinium", se canso de caminar y me comento que esto ya no era divertido, y que tenia hambre: fuimos a comer, lo mejor del dia. Comimos en un restaurancito del pueblo que todo estaba para chuparse los dedos, y me di una sola comida de pan, de leña y caliente, con la que he debido de aumentar unas libritasssssss.
Un dia de frio, de mucha caminata y terminamos en casa de unos amigos de mi cuñado jugando a la Wii, viendo por tele el juego de futbol y comiendo nueva vez, joder tio que estamos en Madrid y aqui se como y de a mucho.
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