Hoy Estados Unidos celebra el día de Marin Luther King, y yo sigo teniendo un sueño.
I have a drink, frase celebre de un hombre que lucho por los derechos de los negros, por los derechos de la gente que como el han sido y siguen siendo discriminadas por el color de una piel oscura como la noche.
Quiero que hoy, frente a la tragedia de Haíti, reflexionemos unas lineas de ese discurso histórico que dio ese gran hombre, en el 1963, en las gradas del Lincoln Memorial durante la histórica Marcha sobre Washington:
"Pero hay algo que debo decir a mi gente que aguarda en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia. Debemos evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentre la fuerza física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que ha envuelto a la comunidad negra, no debe conducirnos a la desconfianza de toda la gente blanca, porque muchos de nuestros hermanos blancos, como lo evidencia su presencia aquí hoy, han llegado a comprender que su destino está unido al nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás."
Hoy recordemos a Martin L. King, en acciones de nuestra cotidianidad de vida, caminando juntos, sin violencia, con confianza en nuestro gente, y sobre todo recordandon que nuestro destino y nuestras vidas están unidas a las de todas y todos los que nos rodean.
Yo tengo un sueño: construir mi vida con amor y paz, en un mundo global mas humano y mas creyente.
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