En estos tiempos de globalizacion y con las redes sociales, ningún acontecimiento pasa inadvertido, entre twitter, facebook, skype, youtube, entre otros, los cibernautas dan a conocer desde un simple buenos días hasta los acontecimientos que se hacen noticias mundiales.
El fin de abril y principios de mayo de este 2011, ha estado lleno de sucesos que han marcado la segunda década de este siglo XXI. Entre bodas, guerras, muertes y beatificaciones transcurren estos días. Nada que cambie el mundo, solo cosas que trascienden y cambian algunas vidas, algunas ciudades, algunos usos.
Mientras en África la hambruna de mano de la pobreza se extiende y profundiza sobre una autopista de guerras interminables, de muertes incontables, de la lucha por el manejo del poder, del petróleo y el Islam; en Europa se impone de un lado Inglaterra, que fue el escenario de la mirada del mundo, al celebrarla boda del Príncipe, una notable alegría reviste hoy la monarquía inglesa que lejos de fortalecerse luego de la muerte de Leidy Di, sufrió serios reversos en su marketing publicitario. Por otro lado el Vaticano decide beatificar dos días después de la boda de los príncipes de Inglaterra, a quien sin dudas ha sido el Papa que mas política internacional realizo, quien mas encíclicas escribió y quien construyo un liderazgo especial, Juan Pablo II.
Y en América muere Ernesto Sabato, argentino, poeta que despertó sentimientos encontrados, quienes le conocieron o leyeron saben que perdio Argentina y América uno de sus principales exponentes de la literatura del siglo XX.
Y como si esos hechos fueran muy aislados, como si su realización no cambiara el devenir del tiempo, el agitado tic-tac del reloj, hoy día primero celebra el mundo el día del trabajo, y me pregunto que hacer hoy ante tanto desempleo, ante tan pocas fuentes de empleos, ante políticas de estado que no garantizan los derechos de los trabajadores, que hacemos hoy con salarios mínimos reducidos a sus mínimas expresión de adquisición de bienes, que celebramos, que pensamos trabajar para cambiar...
Y así, yo en casa con mis hijos, lejos del ruido de la ciudad, veo la vida pasar, con penas y glorias. ingleses felices, católicos orgullosos, pueblos defendiendo sus derechos con armas, letras que sobreviven la muerte de quienes la escribieron, y deudas sociales pendientes ante tanto derroche de dinero en cosas que no cambian las iniquidades, las desigualdades. Pero renace la esperanza, estamos vivos!, y a traves de las redes sociales sobre la autopista 2.0, vive un mundo globalizado esperando el próximo suceso que hemos de comentar por twitter o facebook.
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