Ayer asistí a la convención de delegados de mi partido el PRD, para proclamar nuestro candidato para la presidencia del país para el 2012, Hipólito Mejia. Un acto abarrotado de gente, de alegría y entusiasmo ante la esperanza y el deseo que nos arropan de ganar las próxima elecciones y volver al poder.
Desde mi asiento me dedique a contemplar aquel escenario, lleno de una diversidad rica en colores y matices. La vida de mi partido se ha caracterizado por la democracia interna, todos y todas nos sentimos con derecho a decir y hacer lo que creemos, y se ha hecho costumbre en exponer ideas y criterios contrarios a los fijados por nuestros organismos, tanto dentro como mayormente fuera de ellos, sin ser presas del temor, pues cualquier castigo no es mas que el reproche hecho a un niño que no hizo la tarea del día.
Observe como algunas personas saludaban con afecto, otras con burla, otras con tristeza, otras con distancia, pero al fin todas saludaban.
Entre las damas se exhibían las blancas vestidura que seguramente compraron para lucir en tan significativa actividad. Entre los hombres esto no se distingue, pues generalmente solo las corbatas muestran colorido en los trajes oscuros que usan normalmente los dominicanos.
El calor del lugar acabo con la inversión en salones y peinados, estropeo cualquier maquillaje, y gracias a unos abanicos de cartón se podía mitigar las gotas de sudor que nos corrían por el cuerpo.
Un BBmensaje que recibí, de alguien que nos veía por televisión, me recordó que el relevo generacional en mi partido, y en todos los partidos del sistema dominicano, solo se logra cuando llegan las canas a cubrir las cienes de hombres y mujeres. Que cosa en plena carretera de la web 2.0 no exhibimos juventudes, seguimos en un homenaje merecido a un joven que fue de los fundadores del PRD don Angel Miolan. Un podium robot nos robo la atención, al funcionar a control remoto y desplazarse solo por el escenario.
La composición de los actores, desde las y los conductores del evento hasta el candidato, protagonista del mismo, se manifesto en una combinación, no calculada sino impuesta al azar por los intereses, de varias generaciones y de genero. Condujeron un hombre y una mujer, de dos generaciones distintas. Entre los tres discursos una mujer intervino y dos generaciones estuvieron presentes.
Tanta diversidad expresada en canciones, en bailes y en expresiones de rostros desafiados por la posición y urgentes de volver a tener poder.
Ese es el PRD, un partido grande, de una historia de lucha por la democracia dominicana, lleno de ideas, deseos, esperanzas, gente, alegría, y deseos de ganar para producir el cambio con el que mejore nuestro país. Una diversidad que ha parido democracia, una diversidad que llevara nueva vez al poder al partido blanco del jacho encendido.
Y así, entre esa diversidad que nos caracteriza, entre hombres y mujeres, viejos y jovenes, fue juramentado nuestro candidato Hipólito Mejia, mientras a una sola voz solo se oía decir y gritar: LLEGO PAPA!
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