Desde el 21 de mayo muchas personas buscan salida a la crisis del PRD, nadie aún encuentra la fórmula que de salida, aún no encontramos esa bola de cristal que nos enseñe el camino de reunir la familia perredeísta entorno a nuestro partido.
Quienes crearon la crisis mantienen la crisis, no es la base del partido, no es su dirección media, es el liderazgo nacional entrampado en fracasos de proyectos personales; es la incapacidad de separar las ambiciones de unos cuantos ante las conquistas de intereses colectivos; es el producto de ciertos liderazgos carentes de ideologías, liderazgos arropados por las teorías del mercado de la oferta y la demanda, donde poco importa el bienestar social, pues el imperioso afán de alimentar ese yo, ese ego de ser y tener, conduce a sentimientos de odios y venganzas.
La solución a esta crisis debería ser responsabilidad exclusiva de quienes la crearon y mantienen. Pero ante la indolencia de esos que con su egoísmo provocaron que el PRD perdiera las elecciones, por no conciliar intereses, por no poner el partido por encima de lo personal, no le queda de otra a la base y a la dirección media del partido que asumir una responsabilidad que no es suya, pero que por conciencia y amor al partido hacen suya, porque la sufren cada día al levantarse.
La solución a la crisis actual del PRD es construir una gran ola blanca. Si, una ola de abajo hacia arriba, que pase por encima de los odios, rencores, desaciertos, maltratos, y provoque una inundación de perdón, ideas, propuestas, relevo generacional, que conduzca a recordarle al liderazgo nacional que no son los dueños de este partido.
Debemos producir un movimiento de base que sustente el reencuentro de todos, que permita retomar la democracia interna, donde las mayorías se construyen desde las diferencias, donde lo primero es el partido sin importar quienes lo dirigen, sino como lo dirigen. Es tiempo de que en casa zona, distrito, municipio y provincia salgan al frente los jóvenes, las mujeres y los hombres que creemos en la social democracia, los que luchamos por nuestro partido los 365 días del año, los que queremos un PRD grande, fuerte, y en el poder.
Arriba no habrá solución posible, es que no lograron ponerse de acuerdo para llegar al poder menos lo harán ahora. Es que hay alfiles que apuestan a continuar esta crisis, porque así la oposición vive mejor, con un partido sumergido en sus cosas internas y sin hacerle una oposición firme y constructiva. Es que la banca rota de unos, los deseos de tener dinero de otros, y el miedo al cambio de la mayoría nos conduce a seguir en esta lucha viciosa que solo recrudece heridas y fomenta división.
Para unos esta crisis es la única manera de continuar con vigencia, para otros es una forma de percibir recursos económicos, para la mayoría esta crisis carece de sentido y no queremos postergarla, porque no somos parte de un oficialismo que apuesta a aniquilarnos.
No esperemos mas, iniciemos una gran ola blanca, juntos podemos hacerlo. Desde lo mas remoto del sur, del este, del nordeste, del cibao, de la linea noroeste, vamos a dar un paso a delante, como una gran ola vamos a construir un movimiento interno en el partido que demande la solución a esta crisis demandando a Hipolito y a Miguel que ellos dos, y nadie más, se sienten a resolver sus individualidades y a pensar de una vez en el partido, sino le pasaremos por encima, el proceso los dejara fuera y esta gran ola buscara una nueva vía que conduzca al PRD nueva vez al poder.
Animemosno a producir este movimiento, no le demos mas tiempo a la crisis, necesitamos construir la victoria para ganar las elecciones del 2016. No se tratara ahora de los intereses a la candidatura presidencial, sino que la boleta del 2016 es la presentación de candidaturas locales y nacionales. Una gran ola blanca, que promueva un modelo de partido basado en la ideología socialdemócrata, que permita procesos democráticos apegados a nuestros estatutos, una ola blanca que haga viable una convención que renueve la actual dirección partidaria.
Una gran ola blanca que piense en el universo, no solo en las estrellas. Necesitamos solo uno o una que en cada pedazo de esta querida Quisqueya ame tanto al PRD, que este dispuesto a dar el primer paso por el reencuentro con nuestra gente, con nuestro partido, con nuestros principios y produzca cambios en las próxima páginas de nuestra historia.
Ese uno o una eres tu y soy yo, y somos los miles de perredeistas que apostamos siempre al PRD, en esta ola se montaran quienes apuesten a retomar la institucionalidad democrática, quienes apuesten a construir mayorías desde las diferencias, dando participación a todas y todos.
No hay solución posible sino creamos conciencia de la necesidad de crear un movimiento de abajo hacia arriba que sentencie a la alta dirección a sentarse y consertar la salida o permitir que su incapacidad de desprenderse de sus individualidades los condene a que le pase por arriba el proceso que conduzca a la salida.
Hablar de unidad, de reencuentro, de concertación, de mediación, de lucha es hablar de la necesidad que tenemos de representar a los dos millones veintinueve mil dominicanos y dominicanos que nos dieron su voto, que confiaron en nosotros.
Cada quien siembra y cosecha, lo dice la biblia. No es momento de ajuste de cuentas, eso lo hará el tiempo con su implacable tic tac. Ahora es tiempo de acción, porque a quienes nos duele el PRD, porque somos el PRD, no queremos mas estar en esta crisis.
Vamos a formar esa gran ola blanca, por ti, por mi, por el PRD, pero sobre todo por el país. Juntos podemos lograrlo, porque ellos están cómodos dentro de este estadio de crisis, pero nosotros somos viítimas de esa crisis que nos llevo a perder el poder, a no tener hoy al PRD gobernando con un proyecto de nación.
La vida de la gente es una lucha reivindicativa constante. Lo difícil es convertir ese proceso de lucha en un proceso de conciencia política, en un proceso que la gente entienda que la lucha va mas allá de pedir, de ver quienes nos ayudan, que debemos tener participación para llegar a determinar con los mismos derechos lo que a cada quien por derecho corresponde.
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